Se trata de una roca de 15 toneladas y gran contenido en metales que impactó en Somalia en el año 2020
Hace dos años, una gran roca espacial de 15 toneladas de peso se estrelló contra la Tierra en Somalia. El meteorito, de un raro tipo metálico y bautizado como 'El Ali', el nombre de la ciudad cerca de la que cayó, en la región somalí de Hiiraan, despertó de inmediato el interés de distintos grupos de investigadores de varios países. La roca, sin embargo, fue cuidadosamente guardada por las autoridades somalíes y muy pocos fragmentos han sido cedidos hasta el momento para su estudio. Se trata del noveno mayor meteorito recuperado hasta la fecha, y ahora el análisis de una fina 'rebanada' de apenas 70 gramos (la única muestra conseguida por los investigadores) ha revelado algo inesperado: dos extraños minerales que nunca habían sido vistos en nuestro planeta.
El inusual hallazgo, llevado a cabo por un equipo dirigido por Chris Herd, responsable de la colección de meteoritos de la Universidad de Alberta, en colaboración con investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles y el Instituto de Tecnología de California, fue hecho público por el propio Herd el pasado 21 de noviembre durante el Simposio de Exploración Espacial 2022.
«Cada vez que encuentras un nuevo mineral -explica Herd- significa que las condiciones geológicas, la química de la roca, era diferente a lo que se había encontrado antes. Eso es lo que hace que esto sea emocionante: en este meteorito en particular hemos descrito oficialmente dos minerales que son nuevos para la ciencia».
Pero podría haber más. Según el investigador, de la misma rebanada de 70 gramos de roca se ha extraído también un tercer mineral que podría ser totalmente nuevo, aunque aún se está trabajando para confirmarlo. Y Herd cree que si pudiera conseguir más muestras, se podrían encontrar todavía más.
Los dos nuevos minerales han sido llamados 'elaliita' y 'elkinstantonita'. El primero recibe su nombre del propio meteorito, y Herd decidió 'bautizar' el segundo en honor a Lindy Elkins-Tanton, profesora de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio de la Universidad Estatal de Arizona e investigadora principal de la próxima misión Psyche de la NASA, que próximamente estudiará ese asteroide, muy rico en minerales y valorado en 10 trillones de dólares, en busca de pruebas de cómo se formaron los planetas de nuestro sistema solar.
«Lindy ha trabajado mucho sobre cómo se formaron los núcleos de hierro y níquel de los planetas, y el análogo más cercano que tenemos son los meteoritos de hierro. Así que tenía sentido nombrar un mineral en su honor y reconocer sus contribuciones a la ciencia», explica Herd.
Una sorpresa inesperada
El descubrimiento se produjo mientras Herd analizaba el meteorito para clasificarlo y vio algo que le llamó poderosamente la atención. De inmediato consultó con Andrew Locock, jefe del Laboratorio de Microsonda Electrónica de la Universidad de Alberta, que ya tiene experiencia en otras descripciones de nuevos minerales, incluida la hematita-(Ce). En cuanto Locock hizo los primeros análisis, recuerda Herd «vino a verme y me dijo: tienes por lo menos dos minerales nuevos ahí. Fue algo fenomenal. La mayoría de las veces se necesita mucho más trabajo para poder decir que hay un nuevo mineral».
La rápida identificación de Locock fue posible porque los dos minerales ya se habían creado sintéticamente en laboratorio, por lo que pudo comparar la composición de los minerales naturales recién descubiertos con sus contrapartes hechas por humanos. Actualmente los investigadores siguen examinando la muestra
para determinar qué nos puede decir sobre las condiciones en las que el meteorito se formó. «Nunca pensé -asegura Herd- que estaría involucrado en la descripción de nuevos minerales solo por trabajar en un meteorito. Cada vez que se conoce un material nuevo, los científicos de materiales se interesan debido a los usos potenciales en una amplia gama de beneficios para la sociedad».
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